El sábado 6 de agosto, el abogado Borja Irizar, junto a otros amigos,
ascendió a la cumbre del Gorbeia. Al llegar a la cercanías de la cruz
que corona esta emblemática cima para vizcainos y alaveses, el grupo se
topó con dos vehículos de la Guardia Civil. Les sorprendió su presencia
en aquel lugar, pero no le dieron más importancia.
Exultante al alcanzar su objetivo, Irizar gritó «Gora Euskal Herria askatuta!». Los grupos que rodeaban la cruz no le dieron más importancia, pues estimaron que era una expresión de la alegría tras el esfuerzo realizado. No fue ésa la apreciación que hicieron los guardias civiles, quienes, para sorpresa de los excursionistas, se acercaron hasta el letrado para solicitar que se identificara
Irizar, atónito, preguntó a los agentes cuál era el motivo de su actuación, ya que no comprendía ese interés. La respuesta fue que eran miembros de la Guardia Civil y que debía entregarles el DNI. El interpelado lo hizo así, al insistir los agentes del Grupo de Acción Rápida (GAR), sin que mediará ningún tipo de alteración, al margen de la sorpresa de los montañeros presentes.
Unas semanas después, Borja Irizar recibió en su domicilio sendas notificaciones de la Subdelegación del Gobierno español en Araba en las que se le comunicaba la incoación de dos expedientes, con sanciones de 200 y 305 euros, por infracción leve y grave, respectivamente. La primera es por «desobedecer los mandatos de la autoridad» y la otra por «provocación de reacciones en el público que alteren o puedan alterar la seguridad ciudadana».
En el primer caso, el afectado presentó alegaciones en la Subdelegación del Gobierno español en Araba. Primero negándole competencias, puesto que los hechos sucedieron en la vertiente vizcaina del Gorbeia, y luego para desmentir la versión de los guardias civiles.
Además, se incide en que desconoce el motivo de la reacción de los militares españoles una vez escucharon el escueto «Gora Euskal Herria askatuta!», que estima que «al agente no le gustó», como tampoco que los montañeros se expresaran en euskara.
La respuesta a las alegaciones no fue favorable a Irizar, ya que la Subdelegación da por ciertas las acusaciones de los guardias civiles y justifica su proceder, al tiempo que resta credibilidad al afectado. Asimismo, se informa de que los agentes «estaban realizando labores de prevención de movimientos y actividades de elementos terroristas».
El letrado ha presentado un recurso de alzada ante el ministro
español de Interior, paso previo a que acuda al Juzgado de lo
Contencioso-administrativo. En él se considera «un auténtico ejercicio
de paranoia (...) dar a entender que allá donde se juntan más de tres
ciudadanos vascos, aunque sea en la punta del monte, se puede originar
con sus reivindicaciones, expresiones, etc., un auténtico problema de
orden público con grave perjuicio de la seguridad ciudadana y de los
propios agentes. Vamos -añade-, que estaríamos hablando de una especie
de acto de kale borroka en la cima del monte Gorbea, por no hacer
referencia a una especie de batalla en los montes euskaros».
Irizar prosigue con los recursos por la segunda sanción, por una infracción grave, que está en fase de alegaciones. En ambos casos, asegura que llegará hasta el final para que «no se materialice este atropello».
Exultante al alcanzar su objetivo, Irizar gritó «Gora Euskal Herria askatuta!». Los grupos que rodeaban la cruz no le dieron más importancia, pues estimaron que era una expresión de la alegría tras el esfuerzo realizado. No fue ésa la apreciación que hicieron los guardias civiles, quienes, para sorpresa de los excursionistas, se acercaron hasta el letrado para solicitar que se identificara
Irizar, atónito, preguntó a los agentes cuál era el motivo de su actuación, ya que no comprendía ese interés. La respuesta fue que eran miembros de la Guardia Civil y que debía entregarles el DNI. El interpelado lo hizo así, al insistir los agentes del Grupo de Acción Rápida (GAR), sin que mediará ningún tipo de alteración, al margen de la sorpresa de los montañeros presentes.
Unas semanas después, Borja Irizar recibió en su domicilio sendas notificaciones de la Subdelegación del Gobierno español en Araba en las que se le comunicaba la incoación de dos expedientes, con sanciones de 200 y 305 euros, por infracción leve y grave, respectivamente. La primera es por «desobedecer los mandatos de la autoridad» y la otra por «provocación de reacciones en el público que alteren o puedan alterar la seguridad ciudadana».
En el primer caso, el afectado presentó alegaciones en la Subdelegación del Gobierno español en Araba. Primero negándole competencias, puesto que los hechos sucedieron en la vertiente vizcaina del Gorbeia, y luego para desmentir la versión de los guardias civiles.
Además, se incide en que desconoce el motivo de la reacción de los militares españoles una vez escucharon el escueto «Gora Euskal Herria askatuta!», que estima que «al agente no le gustó», como tampoco que los montañeros se expresaran en euskara.
La respuesta a las alegaciones no fue favorable a Irizar, ya que la Subdelegación da por ciertas las acusaciones de los guardias civiles y justifica su proceder, al tiempo que resta credibilidad al afectado. Asimismo, se informa de que los agentes «estaban realizando labores de prevención de movimientos y actividades de elementos terroristas».
«Ejercicio de paranoia»
Irizar prosigue con los recursos por la segunda sanción, por una infracción grave, que está en fase de alegaciones. En ambos casos, asegura que llegará hasta el final para que «no se materialice este atropello».
No hay comentarios:
Publicar un comentario